Mi hija pequeña ha desarrollado mucho su nariz, física y sensorialmente, algo que me sorprende cada día. El sentido del olfato es el más delicado, el que más rápido se cansa pero tiene gran poder evocador, es estimulante.
Juguemos con los niños a diferenciar olores y reconocer aromas, es fácil y divertido además disfrutarán mucho más de la comida. Los cítricos, ahora los fresones, la tierra que recubre las patatas, el chocolate, las hierbas, las especias, la levadura en el pan, la ropa cuando sale de la lavadora y así poco a poco, hasta descubrir el olor de los exámenes, de los libros recién estrenados, de las vacaciones, del silencio…
Ya huele a primavera y a pólvora, ¿te apetece?